Fotos tan famosas como la que recoge el beso de una enfermera y un soldado en N.Y., o la de un miliciano cayendo en pleno combate fueron momentos inmortalizados con una de estas cámaras.
En aquellos tiempos no imaginaban que otra revolución se estaría llevando a cabo con el uso de los teléfonos móviles y las nuevas tecnologías. No tiene el mismo encanto que la fotografía en papel pero es inmediata y al alcance de cualquiera. Claro que nunca podrá sustituir a la fotografía realizada con la delicadeza de quien utiliza una cámara de fotos. Es un ritual y sigue teniendo su magia.
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