Y es verdad. La tristeza se acumula, la felicidad no aunque esté ahí. Perdura más lo que duele como si fueran esas manchas en la ropa que por más veces que lo intentes siempre se quedan en un cerco. Pero no es nada malo. Es una verdad como un templo. Lo que pasa que todo depende del enfoque que le des a las cosas. Es decir, depende de si ves el vaso medio lleno o medio vacío.
Aunque yo me decanto por ver el vaso medio lleno tirando a lleno, últimamente ya no me preocupa tanto el volumen del mismo sino la calidad del caudal. Procuro que el flujo de las cosas buenas sea mayor que el de las cosas que me hacen mal enfocando todos los días a las cosas y personas bonitas. Intento compensarlas con aquellas otras que son un lastre porque hay fracasos de los que no se aprende nada de nada y personas que a diario pasan por nuestra vida sólo para restar. Todo esto del vive el hoy y ahora... Claro. Si es que no nos queda más remedio. Nunca hay que anclarse en el pasado pero tampoco sabemos lo que nos depara la vida. Pero a quién no le gustaría tener un hoy y ahora que no hubiera que retocar.
Así que venga, a dejarse de chorradas y espabilar.
El caudal no es lo que importa señores, sino la calidad del caudal.
Susi.
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