domingo, 19 de febrero de 2017

SIN ACABAR

Reconozco que antes no era capaz de dejar un libro sin terminar de leer. Era como un sacrilegio. Pero me estoy dando cuenta de que cada  vez tengo más libros a medias, más pelis sin terminar, sin empezar, series que no termino de ver... Me da igual que todo el mundo sepa que odio El Principito, que no lo terminé de leer porque el protagonista me parece un ñoño insoportable que va rogando amistad a cualquiera que se cruza en su camino. Podría decir muchos más títulos de obras que supuestamente tendría que elogiar pero que realmente pffffff me aburrieron en su día  y dejé sin terminar. Porque yo no sé leer por leer.
Así que esto que me ocurre con los libros también puedo extrapolarlo a las relaciones personales. Cada vez de manera menos diplomática va dejando de interesarme lo que consideraba que sí que era interesante. Así que cada vez voy dejando más historias sin esperar al final. No es que sea bueno ni malo porque ya se sabe que el contenido inadecuado para mí puede ser perfecto para otros.
Como decía aquel cantante, creo que empieza a haber mucho ruido. Demasiado ruido. Ruido mentiroso, ruido entrometido, ruido escandaloso... Ruido. Ruido. Ruido.
Y con tanto ruido hay quien no está escuhando el final.




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