El año pasado tuve la suerte de poder estudiar un poco más en profundidad como se lleva a cabo la educación dentro de la caravana de un circo. Y es que a veces se nos olvida que la escuela no se lleva a cabo en edificios más o menos nuevos o dotados con todo lo necesario. Pensamos en ello un poco a veces si nos acordamos de Colegios rurales donde se agrupan niños de distintas edades en un aula y de diferentes poblaciones o núcleos rurales.
Pero ser maestro en un circo es algo especial. Sitios nuevos, recursos espaciales, materiales y personales más limitados que en un aula normal, viajando de un lugar a otro,...
Por eso el maestro de circo también debe ser especial, ser capaz de aprender y enseñar con la vida circense. Si tuviera bastantes menos años no me importaría tratar de hacer méritos para aulas itinerantes pues debe ser una experiencia que te reafirme en tu vocación y que entable unos lazos con los alumnos que perduren más allá del año escolar.
Podéis leer un artículo que os da unas pinceladas sobre estos alumnos y escuelas con ruedas nada típicos pero sería bueno que curioseárais un poco más.
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